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(Bangkok) - No se han formulado cargos penales contra ningún funcionario del Gobierno en relación con la violencia política que azotó Tailandia en abril y mayo de 2010, señaló Human Rights Watch en un nuevo informe publicado hoy. El Gobierno debe emprender una investigación imparcial y transparente y exigir cuentas a aquellos responsables de delitos penales entre las fuerzas de seguridad gubernamentales y los manifestantes, señaló Human Rights Watch.

"Es evidente que las fuerzas gubernamentales dispararon contra manifestantes y que militantes armados dispararon contra soldados, pero no se ha exigido cuentas a nadie", señaló Brad Adams, director para Asia de Human Rights Watch. "Los muertos y heridos merecen justicia. El Gobierno debe asegurarse de que se investigue y enjuicie a todos los que cometieron actos de violencia y abusos, en ambos bandos", agregó.

El informe de 139 páginas, "Descent into Chaos: Thailand's 2010 Red Shirt Protests and the Government Crackdown" ("Caída en el caos: Las protestas de los camisas rojas y la represión oficial en Tailandia en 2010"), contiene el relato más detallado hasta ahora sobre la violencia y las violaciones de los derechos humanos cometidas por ambos bandos, durante y después de las protestas masivas en Bangkok y otras partes de Tailandia en 2010. El informe se basa en 94 entrevistas con víctimas, testigos, manifestantes, académicos, periodistas, abogados, defensores de derechos humanos, miembros del Parlamento, funcionarios del Gobierno, personal de seguridad, policías y los que participaron directamente en varias fases de la violencia, tanto del bando oficial como de los manifestantes. Documenta ataques mortales de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes en incidentes clave. También expone en detalle los abusos cometidos por activistas armados, conocidos como "camisas negras", asociados con el Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura (UDD), denominado los "camisas rojas". El informe explica también los antecedentes de la crisis política que llevaron a las protestas y los acontecimientos actuales.

El elevado número de muertos y heridos fue consecuencia en parte del uso excesivo e innecesario de la fuerza letal por parte de las fuerzas de seguridad, señaló Human Rights Watch. En el puente Phan Fa, algunos soldados armados con fusiles de asalto M16 y TAR21 abrieron fuego real contra los manifestantes; otros dispararon balas de goma con escopetas directamente contra ellos, lo que provocó heridas graves. Con el fin de disolver la protesta principal en Ratchaprasong, el ejército movilizó a francotiradores para que dispararon contra los que violaran la "zona de exclusión" entre los manifestantes del UDD y las barricadas militares, o contra los que arrojaran piedras u otros objetos a los soldados. En ocasiones, los soldados también dispararon contra grupos de manifestantes.

"Los soldados dispararon salvajemente contra cualquiera que se moviera", dijo a Human Rights Watch un manifestantes que recibió un disparo. "Vi cómo los soldados disparaban a otros dos hombres cuando intentaban salir corriendo de su escondite para ponerse a salvo. "Creo que muchos murieron porque no se permitió la entrada de personal sanitario ni ambulancias a Wat Pathum hasta casi medianoche", agregó.

Aunque las autoridades tailandesas no han hecho públicos los análisis forenses integrales de las heridas sufridas por los asesinados entre el 14 y el 19 de mayo, los incidentes examinados por Human Rights Watch indican que varios manifestantes desarmados, voluntarios sanitarios y transeúntes fueron asesinados con un solo disparo en la cabeza, lo que sugiere el uso de francotiradores y rifles de largo alcance. En la tarde del 13 de mayo, el mayor general Khattiya Sawasdipol, un simpatizante de los camisas rojas que afirmó actuar en representación del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, recibió un disparo mortal en la cabeza durante una entrevista con periodistas.

El 19 de mayo, el Gobierno tailandés movilizó a tropas de unidades de las fuerzas de seguridad regulares y especiales, apoyadas por vehículos blindados, para romper las barricadas del UDD alrededor del campamento de Ratchaprasong. Algunos soldados abrieron fuego real contra los manifestantes desarmados, los voluntarios sanitarios y los periodistas que se encontraban detrás de las barricadas. Human Rights Watch constató que los soldados habían disparado mortalmente contra al menos cuatro personas, entre ellas un voluntario sanitario que estaba atendiendo a los heridos, en el interior o cerca del templo Pathum Wanaram de Bangkok, donde miles de manifestantes se refugiaron después de que sus líderes se entregaran a las autoridades.

Varios líderes de las protestas y muchos miembros de base del UDD han sido acusados de graves delitos penales y están a la espera de juicio, pero las fuerzas de seguridad gubernamentales implicadas en abusos continúan gozando de impunidad. El hecho de que no exijan cuentas a personas poderosas de todo el espectro político por los abusos cometidos todavía no se ha abordado de manera significativa, lo que hace pensar a los afectados que las fuerzas gubernamentales están por encima de la ley, según Human Rights Watch.

"Los líderes del UDD han sido acusados de crímenes, sin embargo, a pesar de las promesas del Gobierno de exigir cuentas también a las fuerzas de seguridad, no se han formulado cargos contra ningún miembro del ejército o la policía", señaló Adams. "Esto ha alimentado la creencia comprensible entre muchos tailandeses de que existe un desequilibrio en la balanza de la justicia", agregó.

Algunos elementos armados simpatizantes del UDD también libraron ataques mortales contra agentes de policía y soldados. El 10 de abril, el ejército intentó incursionar en el campamento del UDD en el puente de Phan Fa y se tuvo que enfrentar a grupos bien armados y organizados de militantes camisas negras afiliados con el UDD, que dispararon fusiles de asalto M16 y AK-47 contra los soldados y emplearon lanzagranadas M79 y granadas de mano M67. Uno de los primeros muertos fue un comandante tailandés, el coronel Romklao Thuwatham, al parecer como consecuencia de un ataque con granada dirigido contra él.

Entre el 14 y el 19 de mayo, los manifestantes se enfrentaron abiertamente a las fuerzas de seguridad que rodeaban el campamento de Ratchaprasong, utilizando llantas en llamas, cócteles molotov, proyectiles lanzados con hondas y potentes explosivos de fabricación casera. En numerosas ocasiones, a los manifestantes se sumaron militantes camisas negras mejor armados que se movilizaron rápidamente.

Entre el 23 y el 29 de abril, grupos de guardias de seguridad armados del UDD registraron todas las noches el hospital de Chulalongkorn, alegando que los funcionarios del centro habían dado refugio a soldados y grupos pro gubernamentales. El hospital trasladó a los pacientes y suspendió temporalmente la mayoría de los servicios. Algunos líderes del UDD y manifestantes reaccionaron agresivamente contra los medios de comunicación, a los que acusaron de criticar las protestas y ponerse del lado del Gobierno.

Los líderes del UDD contribuyeron también a la violencia dando discursos incendiarios a los manifestantes, en los que instaron a sus simpatizantes a llevar a cabo motines, ataques incendiarios y saqueos. Durante meses, los líderes del UDD habían instado a sus seguidores a convertir Bangkok en "un mar de fuego" si el ejército intentaba desarticular los campamentos de los manifestantes. Siguiendo al parecer dichas órdenes, el 19 de mayo, elementos partidarios del UDD atacaron edificios, bancos, tiendas y pequeños negocios vinculados con el Gobierno o personas anti Thaksin, entre ellos la Bolsa de Valores de Tailandia, el complejo comercial Central World y el complejo Maleenont Tower, que alberga el Canal 3 de televisión. Ese mismo día, en respuesta a los eventos en Bangkok, simpatizantes del UDD de las provincias de Khon Kaen, Ubon Ratchathani, Udorn Thani y Mukdahan se amotinaron y saquearon edificios gubernamentales. Los ataques causaron daños por valor de miles de millones de dólares.

"Independientemente de sus quejas declaradas y la conducta del Gobierno, también se debe llevar ante la justicia a los miembros del UDD responsables de los crímenes", señaló Adams. "Los líderes del UDD deben entender que, si usan la violencia, no pueden alegar que son un movimiento pacífico", agregó.

Desde que se impuso un decreto urgente sobre la Administración Pública en un Estado de Emergencia, el 7 de abril de 2010, el Gobierno ha empleado su autoridad en situación de emergencia para detener a centenares de sospechosos sin cargos durante períodos de hasta 30 días en centros no oficiales, en los que no existen salvaguardias adecuadas contra posibles abusos durante la  detención. El Gobierno también ha citado a cientos de políticos, ex funcionarios, empresarios, activistas, académicos y periodistas radiofónicos para interrogarlos, ha congelado cuentas bancarias de particulares y empresas, y ha detenido a algunas personas en centros controlados por las fuerzas armadas. Los miembros del UDD detenidos señalaron a Human Rights Watch que habían sufrido tortura e interrogatorios forzosos, arrestos y detenciones arbitrarias, y hacinamiento en centros de detención.

El informe documenta la censura oficial y el uso de cargos penales para socavar la libertad de prensa y la libertad de expresión. Por medio de los poderes generales del decreto del estado de emergencia, el Gobierno cerró más de un millar de sitios web, un canal de televisión por satélite, canales de televisión en red, publicaciones y más de 40 estaciones comunitarias de radio, la mayoría de los cuales se consideraban estrechamente asociados con los manifestantes. Incluso después del levantamiento del estado de emergencia en diciembre, el Gobierno ha seguido usando la Ley de Crímenes Informáticos y el cargo de lesa majestad (injurias contra la monarquía) para ejercer la censura en la red y perseguir a los disidentes relacionados con el UDD.

"El Gobierno pone en entredicho sus afirmaciones del respeto por los derechos humanos cuando practica dicha censura generalizada de las opiniones políticas", señaló Adams. "Las duras restricciones de la libertad de expresión obstruyen gravemente las posibilidades de restaurar los derechos humanos y la democracia en Tailandia", agregó.

Extractos de los testimonios en "Caída del caos"
"Descubrimos que las zonas en frente y al lado del Parlamento estaban repletas de manifestantes, pero no hubo muestras de violencia... Pero la situación cambió alrededor de la una de la tarde, cuando Arisman [Pongruangrong] llegó al lugar. Arisman tardó menos de 10 minutos en incitar a los manifestantes y ordenarles que derribaran la puerta principal y fueran "a la caza" de [viceprimer ministro] Suthep [Thaugsuban].
- Un observador del Nonviolence Network, una organización no gubernamental de promoción de la paz, recordando los ataques del UDD contra el Parlamento, del 7 de abril de 2010.

"Entonces los militares dispararon gases lacrimógenos contra los camisas rojas... Los manifestantes empezaron a suplicar a los soldados que no atacaran el campamento... Escuché muchos disparos... Los soldados y los camisas rojas se pusieron a combatir de nuevo durante unos 30 minutos. Los soldados disparaban balas de goma contra los manifestantes, y dispararon sus M16 principalmente al aire. ... algunos soldados también apuntaron sus M16 contra la gente... y de repente recibí un disparo en la pierna".
- Vinai Dithajon, un reportero gráfico tailandés, que recibió un disparo en el lugar de los enfrentamiento el 10 de abril de 2010.

"Los camisas rojas estaban empujando... El ejército había usado gases lacrimógenos, pero el viento hizo que se volvieran contra ellos... Entonces los soldados empezaron a disparar al aire, y recibieron un impacto de granada. Se echaron atrás con heridos entre ellos, y para darles protección respondieron al fuego. Los camisas negras estaban superándoles en el ataque... El comandante [coronel Romklao] estaba al frente cuando murió... al menos 30 soldados resultaron heridos.
- Olivier Sarbil, un reportero gráfico francés que presenció los enfrentamiento mortales del 10 de abril de 2010.

"Eran todos ex militares, y algunos seguían en el servicio activo. Algunos eran paracaidistas y al menos uno de la armada. Tenían AR15, TAR-21, M16, AK-47... Me dijeron que su trabajo consistía en proteger a los manifestantes camisas rojas, pero se dedicaron realmente a aterrorizar a los soldados...  Operaban sobre todo por la noche, pero a veces también durante el día".
- Un periodista extranjero que describió su experiencia con los camisas negras.

"Primero estaba filmando con el ejército en Wireless Road... Después me crucé corriendo al lado de los camisas rojas... Cuando corría por la calle me dispararon en la muñeca. Seguí corriendo y acabé junto a una otra persona a la que habían disparado y estaba agitando una toalla blanca. Cuando me estaba agachando, me volvieron a disparar en la pierna... Por lo que sé, todos los disparos vinieron del lado del ejército. Un guardia de seguridad de los camisas rojas cruzó la calle corriendo y me agarró por el brazo; después me dijo que me habían disparado de nuevo en el costado cuando me estaba arrastrando".
- Nelson Rand, un periodista canadiense que describió los disparos que recibió el 14 de mayo de 2010, después de que el ejército reforzara las zonas de "fuego real" en ciertas partes de Bangkok.

"Toda la operación fue de una incompetencia alarmante. Había jóvenes reclutas asustados arrasando a tiros las tiendas de Lumphini Park sin ningún control de los disparos. No había el tipo de comando y control que se esperaría durante una operación como esta... Cuando estaba con las tropas en el parque al lado de la valla, estaban abriendo fuego contra personas en el parque... El parque se usó esencialmente como una zona de fuego a voluntad, los soldados se movían y disparaban a lo largo de los caminos Wireless y Rama IV".
- Un analista militar extranjero que acompañó a los soldados durante las operaciones de disolución del 19 de mayo de 2010.

"Muchos de nosotros fuimos a escondernos a Wat Pathum [templo]. Nuestros líderes nos dijeron que el templo era una zona segura... Alrededor de las seis de la tarde, escuché disparos procedentes de la entrada del templo y vi a gente correr hacía mí... Antes de poder hacer nada, me habían disparado en la pierna izquierda y el pecho. La bala me atravesó la pierna. Los soldados dispararon salvajemente contra cualquiera que se moviera. Vi cómo los soldados disparaban a otros dos hombres cuando intentaban salir de sus escondites y correr para ponerse a salvo. Creo que mucha gente murió porque no se permitió entrar al personal sanitario ni a ambulancia a Wat Pathum hasta casi la medianoche. Vi a un hombre sufrir las heridas de bala durante 45 minutos hasta que murió. Algunos intentamos salir a gatas de nuestros escondites para ayudar a los heridos y recuperar los cuerpos de los muertos, pero los soldados nos dispararon".
- Narongsak Singmae, un manifestante del UDD que sufrió heridas de disparo dentro del templo de Pathum Wanaram, el 19 de mayo de 2010.

"Alrededor de 50 manifestantes y militantes de los camisas negras se abrieron paso por la fuerza a través de los escaparates de cristal, y algunos se dirigieron al estacionamiento subterráneo. Saquearon las tiendas y los automóviles estacionados. Después prendieron fuego con cócteles molotov. Algunos intentaron hacer explotar cilindros de propano... cuando nos dimos cuenta de que nos superaban en número y que los saqueadores y los militantes de los camisas negras iban armados, decidimos evacuar el lugar... Algunos de mis hombres en el estacionamiento subterráneo intentaron oponer resistencia. Pero fueron atacados con granadas y fusiles".
- Praiwan Roonnok, un guardia de seguridad de Central World, que recordó el saqueo y el incendio del complejo comercial, el 19 de mayo de 2010.

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