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Rusia: Represión y discriminación antes del Mundial de fútbol

Guía de derechos humanos para periodistas que cubren la Copa Mundial de la FIFA

Los equipos de fútbol de Rusia y Brasil jugarán un partido amistoso internacional previo a la Copa Mundial en el Estadio Luzhniki en Moscú, Rusia, el 23 de marzo de 2018. La final de la Copa Mundial de la FIFA se jugará en este estadio el 15 de julio de 2018.   © 2018 Ashley Kowalski
 (Berlín) – El Mundial de fútbol de la FIFA, que comienza el 14 de junio de 2018, tendrá lugar durante la peor crisis de derechos humanos en Rusia desde la era soviética, dijo hoy Human Rights Watch. La FIFA debería hacer uso de su influencia con las autoridades rusas para afrontar los abusos de derechos laborales, las restricciones a las libertades fundamentales y la permanente represión contra los defensores de derechos humanos.

La guía de 44 páginas publicada hoy y titulada “Russia: FIFA World Cup 2018 – Human Rights Guide for Reporters” (“Rusia: El Mundial de Fútbol de la FIFA 2018 – Guía de Derechos Humanos para Periodistas”) sintetiza las preocupaciones de Human Rights Watch asociadas con los preparativos de Rusia para albergar el Mundial de fútbol 2018 de la FIFA y resume los problemas de derechos humanos más profundos en el país. También describe las nuevas políticas de derechos humanos de la FIFA y explica cómo pueden comprometerse de manera más efectiva para hacer frente a las serias violaciones en Rusia.

“Los eventos deportivos globales como el Mundial de fútbol reciben una enorme cobertura de prensa internacional”, dijo Hugh Williamson, director para Europa y Asia Central de Human Rights Watch. “Esperamos que esta guía ayude a los periodistas a ver los amplios temas de preocupación en Rusia, más allá del campo de fútbol”.

El telón de fondo del torneo, que se disputa durante más de un mes en 11 ciudades rusas, es un entorno duro y deteriorado para los derechos humanos, señaló Human Rights Watch. Las autoridades utilizan de forma rutinaria una legislación restrictiva para reprimir las libertades de reunión, asociación y expresión. Los funcionarios del gobierno reprimen la disidencia aplicando leyes represivas e incrementando la censura en Internet.

El 11 de mayo, la emisora pública alemana ARD anunció que a su experimentado reportero deportivo Hajo Seppelt se le negó la visa para asistir a la Copa del Mundo en Rusia. Seppelt y ARD han informado ampliamente sobre el escándalo de dopaje deportivo en Rusia. El acceso a los periodistas para que cumplan con su labor de informar es un requisito central que rige la organización de una Copa del Mundo, dijo Human Rights Watch, y la FIFA debería actuar con rapidez para garantizar la libertad de los medios de comunicación.

"Simplemente no es aceptable rechazar a un periodista por hacer su trabajo. La FIFA necesita abordar y remediar rápidamente la negación de la visa y asegurar que Hajo Seppelt pueda asistir e informar libremente y sin obstáculos", dijo Williamson.

En el ámbito internacional, Rusia suministra armas y ofrece cobertura militar y apoyo diplomático al gobierno de Siria, a pesar de las evidencias de que las fuerzas sirias han cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

En un informe de junio de 2017, Human Rights Watch publicó sus resultados sobre abusos laborales contra los trabajadores en las construcciones de los estadios del Mundial de fútbol, incluyendo retrasos en los salarios, condiciones de trabajo inseguras y muerte de los trabajadores. Hasta abril de 2018, la Asociación Internacional de trabajadores de la Construcción y la Madera registró 21 muertes de trabajadores en las sedes del Mundial de fútbol.

La FIFA confirmó que Grozni será la sede donde entrenará el equipo nacional de Egipto durante el torneo. Grozni es la capital de la República de Chechenia, la región rusa más represiva. Oyub Titiev, director en Chechenia de Memorial, una organización puntera rusa de derechos, permanece detenido allí por cargos falsos de posesión de marihuana. El líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov, ha amenazado y difamado repetidamente a defensores de derechos humanos, refiriéndose públicamente a estos como traidores y soplones. Titiev es uno de los pocos defensores de los derechos humanos que quedan en la región y enfrenta una sentencia de prisión de 10 años si es declarado culpable de estos cargos falsos.

En una carta enviada en febrero de 2018 al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, Human Rights Watch urgió a la FIFA a intervenir directamente con el presidente ruso Vladimir Putin para pedir la liberación de Titiev. Infantino y Putin se reunieron en Sochi el 3 de mayo, pero no está claro que Infantino tratara el asunto de Titiev.

En 2017 la FIFA adoptó una política de Derechos Humanos, comprometiéndose a “ir más allá de su responsabilidad de respetar los derechos humanos” y tomar “medidas para promover la protección de los derechos humanos y contribuir positivamente a su disfrute”. La política dice también que “donde la libertad de los defensores de los derechos humanos (…) esté en riesgo, la FIFA tomará las medidas adecuadas para su protección, incluyendo el uso de su influencia con las autoridades pertinentes”.

“El compromiso de la FIFA con los defensores de derechos humanos es esencial y le damos la bienvenida”, dijo Williamson. “La FIFA debería mostrar su compromiso con los derechos humanos exhortando al Kremlin a que asegure que Titiev es liberado antes del comienzo del Mundial de fútbol el mes que viene”.

La FIFA también incluyó algunas referencias a protecciones de los derechos humanos en sus estatutos, creó un puesto directivo de derechos humanos y estableció un Consejo Asesor sobre Derechos Humanos.

Hay otros pasos que la FIFA puede dar para abordar y mitigar las preocupaciones de derechos humanos expresadas por Human Rights Watch. La FIFA debería pedir a Rusia que derogue su ley de “propaganda gay”, que viola los requisitos de la FIFA en materia de no-discriminación. La FIFA debería también pedir a Rusia que termine con las restricciones a las manifestaciones en las ciudad del Mundial de fútbol antes, durante y después del torneo.

“La FIFA todavía tiene tiempo de demostrar que está lista para usar su influencia con el gobierno de Rusia para que cumpla con sus políticas en derechos humanos”, dijo Williamson. “Es su deber asegurar que este querido juego no se vea afectado por una horrible atmósfera de discriminación y represión”.

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