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Un hombre monta a caballo junto al lugar donde murió una mujer por un ataque ruso con munición de racimo en Lyman, región de Donetska, Ucrania, el 8 de julio de 2023.  © 2023 STRINGER/AFP vía Getty Images

(Kiev, 4 de agosto de 2023) – Nueve civiles murieron y más de una docena resultaron heridos en un aparente ataque ruso con municiones de racimo el 8 de julio de 2023, en un distrito residencial de la ciudad ucraniana de Lyman, señaló hoy Human Rights Watch.

El repetido uso de municiones de racimo por parte de Rusia desde el inicio de su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022 ha matado y herido a civiles, dañado objetos civiles y contaminado tierras agrícolas. Las municiones de racimo están prohibidas debido a su naturaleza indiscriminada y al peligro a largo plazo que suponen para la población civil. El ataque contra Lyman debería investigarse como posible crimen de guerra.

“A pesar de las afirmaciones de Rusia en las últimas semanas de que nunca ha utilizado municiones de racimo en Ucrania, la lista de ataques mortíferos rusos con municiones de racimo es larga”, señaló Ida Sawyer, directora de la división de crisis y conflictos de Human Rights Watch. De confirmarse este ataque, demostraría una vez más el menosprecio del ejército ruso por los civiles y las restricciones legales internacionales de la guerra, así como la naturaleza letal e indiscriminada de estas armas”.

Cerca de las 9:55 de la mañana del 8 de julio, las explosiones sacudieron una zona residencial del centro de Lyman, en la región de Donetska, 15 kilómetros al oeste del territorio ocupado por Rusia. Tres testigos, entre ellos dos médicos, así como información publicada en Internet por las autoridades ucranianas, indicaron que al menos nueve civiles murieron durante el ataque y más de una docena resultaron heridos, con edades comprendidas entre los 30 y los 70 años. Human Rights Watch determinó que el ataque se llevó a cabo con un cohete de munición de racimo Smerch de la serie 9M55K que contenía 72 submuniciones de fragmentación 9N235.

Human Rights Watch entrevistó a cinco personas por teléfono, entre ellas una persona que llegó al lugar minutos después del ataque, un experto en artefactos explosivos que analizó los restos de la munición, médicos civiles y militares que respondieron al ataque y un residente de Lyman que conocía el barrio afectado. Los investigadores también analizaron y verificaron 32 fotos y vídeos publicados en Internet tomados durante y después del ataque, imágenes por satélite de Lyman y sus alrededores, una docena de diagramas y fotos de restos de munición de racimo del ataque facilitados por las autoridades ucranianas, y otra información oficial sobre el ataque procedente de fuentes gubernamentales oficiales.

El atentado se produjo en el cruce de las calles Nezalezhnosti y Dubonosa, donde unos 20 vecinos del barrio, densamente urbanizado, se habían reunido para comerciar con productos lácteos y hortalizas frescas de sus huertos, como hacían la mayoría de las mañanas, según dos personas entrevistadas. Al parecer, entre las víctimas había personas que compraban y vendían artículos, peatones cercanos y empleados de una tienda de repuestos de automóviles.

“Vi a seis personas muertas, hombres y mujeres”, dijo un testigo. “Subimos a 13 heridos a ambulancias y los trasladamos a un hospital. Había heridas [en sus] piernas, estómagos, cabezas y manos”. Una mujer con una herida grave en la cabeza murió de camino al hospital, dijo un médico. Al parecer, otros dos heridos murieron al día siguiente. El director de un hospital de Lyman dijo que 19 civiles resultaron heridos en el ataque, incluidos algunos que acudieron en busca de tratamiento en los días siguientes.

El día del ataque, el fiscal regional de crímenes de guerra anunció la muerte de siete civiles en el ataque, de edades comprendidas entre los 52 y los 71 años. Al día siguiente, la policía nacional informó de que el número de civiles muertos había aumentado a nueve.

Human Rights Watch recibió información de que entre 10 y 20 militares ucranianos también resultaron heridos en el ataque. Human Rights Watch no pudo determinar el número exacto de militares que se encontraban en la zona en el momento del ataque, por qué estaban allí o el número exacto de bajas militares.

Las personas con heridas más graves fueron trasladadas por personal médico militar a hospitales de las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk, a 20 y 30 kilómetros de Lyman respectivamente. El director del hospital de Lyman dijo que vio heridas de fragmentación, fracturas óseas y heridas en la cabeza. “Había heridas punzantes y laceraciones, y heridas cerradas, abiertas y tangenciales”, dijo otro médico. “Las heridas estaban en las extremidades, en la cabeza, en todas partes. La persona más joven a la que asistimos era una mujer con lesiones craneoencefálicas abiertas. Murió de camino a un hospital de otra ciudad. Tenía entre 35 y 37 años”.

Las municiones de racimo pueden ser arrojadas con aviones o con misiles lanzados desde tierra, proyectiles y cohetes. Se abren en el aire y dispersan decenas e incluso cientos de submuniciones más pequeñas, también llamadas bombetas, en un área del tamaño de una cuadra de una ciudad. Muchas submuniciones no explotan en el impacto inicial, dejando restos que actúan como minas terrestres y suponen una amenaza para la población civil durante años e incluso décadas.

Fotos y vídeos compartidos con Human Rights Watch o publicados en Internet muestran patrones de fragmentación incrustados en el asfalto y las paredes que son consistentes con la dispersión de fragmentos metálicos preformados de submuniciones. Los restos visibles en las imágenes, incluidas las aletas de estabilización rectangulares de metal negro y los fragmentos preformados de dos tamaños, confirman que el ataque se llevó a cabo con submuniciones de fragmentación 9N235.

Restos de una submunición de fragmentación 9N235 encontrados en Lyman por un experto en explosivos ucraniano tras el ataque del 8 de julio de 2023.   © 2023 Private

El alcance de los cohetes de munición de racimo Smerch de la serie 9M55K, entre 20 y 70 kilómetros, deja a Lyman bien dentro del alcance del cohete desde territorio ocupado por Rusia, con la línea del frente a unos 15 kilómetros de Lyman en el momento del ataque. A principios de julio, el Ministerio de Defensa ruso había afirmado que había utilizado cohetes Smerch con ojivas no especificadas en Ucrania al menos dos veces, incluida al menos una vez en las proximidades de Lyman.

El barrio atacado el 8 de julio está formado por edificios residenciales de poca altura con una pequeña plaza ajardinada, una tienda de comestibles y otros comercios. La tienda de repuestos para automóviles sufrió daños considerables. Las detonaciones de múltiples submuniciones también provocaron un incendio que destruyó tres coches. Las explosiones y la fragmentación también dañaron otros tres coches y una casa de una sola planta cercana a la tienda.

El ataque tenía como objetivo el centro de la mitad norte de Lyman, que está dividida por lo que había sido un importante nudo ferroviario regional. Las vías férreas y las estaciones de tren pueden constituir objetivos militares legítimos porque pueden ser utilizadas por los beligerantes con fines militares. El sistema ferroviario de Lyman fue destruido durante la invasión a gran escala de Rusia en 2022. El análisis de imágenes por satélite, fotos y vídeos publicados en línea y testimonios de testigos confirman que el ferrocarril sigue fuera de servicio, por lo que no habría podido constituir un objetivo militar legítimo.

Lyman ha sido atacada con frecuencia debido a su ubicación estratégica desde 2014, cuando Rusia ocupó por primera vez partes del territorio ucraniano. Lyman está muy cerca de la línea del frente, pero permanece bajo el control de las fuerzas ucranianas.

A pesar de las afirmaciones de Rusia de que no ha utilizado municiones de racimo en Ucrania, Human Rights Watch ha documentado múltiples ataques con municiones de racimo por parte de las fuerzas rusas que han causado importantes víctimas civiles. Los ataques con municiones de racimo comenzaron en Vuhledar el primer día de la invasión rusa a gran escala, seguidos de ataques posteriores en Járkov, Mykolaiv, Chernihiv, Jersón y otros lugares. El ataque ruso con munición de racimo contra la abarrotada estación de tren de Kramatorsk, el 8 de abril de 2022, fue uno de los incidentes más mortíferos para la población civil de los últimos 17 meses.

El ejército ucraniano también ha utilizado municiones de racimo, incluso en la zona de Izium en 2022, según la investigación de Human Rights Watch. En una decisión ampliamente criticada, anunciada el 7 de julio de 2023, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó la transferencia de municiones de racimo estadounidenses almacenadas a Ucrania. Human Rights Watch condena cualquier uso o transferencia de municiones de racimo por parte de cualquier actor y en cualquier circunstancia.

Ni Rusia, ni Ucrania, ni Estados Unidos se han sumado a los 123 países que han firmado o ratificado la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008. La Convención prohíbe totalmente las municiones de racimo y exige la destrucción de los arsenales, la limpieza de las zonas contaminadas por restos de municiones de racimo y la asistencia a las víctimas de estas armas.

En cualquier caso, el uso de municiones de racimo en zonas con civiles convierte un ataque en indiscriminado, en una violación del derecho internacional humanitario.

Human Rights Watch cofundó y preside la Coalición contra las Municiones de Racimo, la coalición mundial de organizaciones no gubernamentales que trabajan para erradicar las municiones de racimo.

“Al presuntamente utilizar un arma indiscriminada por naturaleza, el ataque de Rusia contra Lyman causó muertos, heridos y daños materiales entre la población civil”, señaló Sawyer. “Ambas partes en conflicto deberían poner fin al uso de municiones de racimo, ya que estas armas ponen en peligro la vida de la población civil hoy y lo seguirán.

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