Puede o no sorprenderle que el gobierno ruandés haga todo lo posible por silenciar a sus críticos. Utiliza medios como la vigilancia generalizada y la violencia directa, incluidos el secuestro y la desaparición de personas.
Sin embargo, lo que casi con toda seguridad le sorprenderá -si no es ruandés, claro- es que las autoridades ruandesas pueden estar haciéndolo en tu país, tu ciudad, tal vez incluso en tu barrio.
Las autoridades ruandesas y sus representantes disponen de una red mundial para vigilar a los ruandeses que viven en el extranjero y detectar las críticas al gobierno. Un nuevo informe detalla cómo este ecosistema global de represión se extiende a Australia, Bélgica, Canadá, Francia, Kenia, Mozambique, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros países.
El gobierno ruandés utiliza una amplia variedad de medidas para perseguir a los críticos en el extranjero. En los países del este y el sur de África, los ruandeses han sido asesinados, han desaparecido por la fuerza, han sido secuestrados, agredidos físicamente o amenazados con ser devueltos a Ruanda.
A veces actúan a través de las autoridades locales y consiguen que se detenga a personas injustamente. También manipulan a Interpol (la Organización Internacional de Policía Criminal) y su sistema de notificaciones rojas, alertas que buscan la detención y extradición de una persona buscada.
Quizá lo más insidioso sea que las autoridades ruandesas intimidan a los ruandeses en el extranjero persiguiendo a sus familiares en Ruanda. Incluso cuando una persona vive en un país más libre -incluso cuando esa persona quizás buscó vivir en ese país precisamente por su mayor libertad- mantiene la boca cerrada, por miedo a ver a sus familiares torturados, asesinados o desaparecidos.
Por increíble que parezca, las autoridades de los países en los que viven ruandeses en el extranjero son conscientes de esta represión en su seno, pero no hacen gran cosa al respecto. A veces, incluso parecen estar ayudando a la represión.
El gobierno estadounidense, por ejemplo, deportó a un ex funcionario sindical a pesar de que se había filtrado un informe del FBI en el que se afirmaba que era "casi seguro" que un agente de inteligencia ruandés había plantado información falsa contra el acusado.
En el Reino Unido, las autoridades dijeron durante años a los ruandeses que tuvieran cuidado con ser rastreados, hasta que el gobierno británico cerró un espantoso acuerdo con Ruanda para enviar allí a solicitantes de asilo.
En Sudáfrica, las investigaciones sobre presuntos homicidios se han estancado y se advirtió al familiar de una persona que dejara de presionar para obtener respuestas. En Uganda, en Mozambique, la historia es muy parecida.
En casi todos los casos de secuestros, desapariciones forzadas o asesinatos sospechosos en el extranjero, las investigaciones se han estancado o no han dado lugar a ninguna detención o procesamiento.
¿Cuándo harán algo al respecto los socios internacionales de Ruanda? ¿Cuándo actuarán contra las graves violaciones de los derechos humanos cometidas en Ruanda, que llegan hasta sus propios países?
