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Palestinos conducen entre los escombros de los edificios destruidos en un ataque aéreo en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 12 de octubre de 2023. 2023 SAID KHATIB/AFP vía Getty Images

Actualización 19 de octubre de 2023: El presidente Joe Biden anunció que Estados Unidos medió en un acuerdo que permite el movimiento de hasta 20 camiones de alimentos, medicinas y agua hacia Gaza. La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha instado a los negociadores a elevar su "nivel de ambición". La OCHA informó de que, sólo en agosto de 2023, 12.072 camiones cargados de "mercancías autorizadas entraron en Gaza a través de los pasos controlados por Israel y Egipto". Tras el asedio total a la población civil el 9 de octubre, un solo envío de 20 cargas de camión no aborda adecuadamente la grave situación humanitaria en Gaza, señaló Human Rights Watch. Los socios internacionales de Israel deberían presionar al gobierno israelí para que restablezca el suministro de agua y electricidad y levante sus restricciones ilegales al envío de ayuda y al cierre.

(Jerusalén) – El gobierno israelí debería concluir de inmediato el bloqueo total de la Franja de Gaza, que está poniendo en grave riesgo a niños y niñas palestinos y a otros civiles, expresó hoy Human Rights Watch. El castigo colectivo de la población constituye un crimen de guerra. Las autoridades israelíes deberían permitir que ingresen en Gaza alimentos, asistencia médica, combustible, electricidad y agua, los cuales se necesitan en forma acuciante, y dejar que los civiles enfermos y heridos puedan irse para recibir atención médica en otros sitios.

El 18 de octubre de 2023, Israel anunció que permitiría que llegaran alimentos, agua y medicamentos a personas en el sur de Gaza desde Egipto; sin embargo, sin suministro eléctrico ni combustible para operar la central eléctrica o los generadores locales, y si no hay una provisión clara de asistencia a quienes están en el norte, esto no podrá satisfacer las necesidades de la población de Gaza.

El bombardeo israelí y el bloqueo total han exacerbado la crisis humanitaria de larga data que es resultado de los 16 años de cierre ilegal que impone Israel en Gaza, donde más del 80 % de la población depende de la ayuda humanitaria. Médicos en Gaza informan que no pueden atender a niños y otros pacientes debido a que los hospitales están desbordados por las víctimas de los ataques aéreos israelíes. El 17 de octubre, una munición impactó en el hospital Al-Ahli en la ciudad de Gaza, y provocó un número masivo de víctimas; Hamás culpó a Israel por el ataque, mientras que Israel señaló que se trató de un proyectil que lanzaron en forma fallida milicias palestinas. Human Rights Watch está investigando el ataque.

Funcionarios de salud pública indicaron que la falta de agua, la contaminación de áreas por efecto de aguas residuales y la cantidad de cuerpos que no pueden almacenarse de forma segura en morgues podrían desencadenar un brote de enfermedades infecciosas.

“El bombardeo israelí y el bloqueo total ilegal de Gaza implican que innumerables niños y niñas heridos y enfermos, entre muchos otros civiles, morirán por falta de atención médica”, explicó Bill Van Esveld, director asociado de Derechos del Niño de Human Rights Watch. “El presidente estadounidense Joe Biden, que se encuentra hoy en Israel, debe conminar a los funcionarios israelíes a levantar por completo el bloqueo ilegal y asegurar que la totalidad de la población civil tenga pronto acceso al agua, alimentos, combustible y electricidad”.

Altos funcionarios israelíes han manifestado que el bloqueo total de la Franja de Gaza, donde los niños y las niñas representan casi la mitad de la población de 2,2 millones de habitantes, forma parte de las acciones para derrotar a Hamás, tras el ataque perpetrado por esta organización contra Israel el 7 de octubre. Combatientes palestinos liderados por Hamás mataron a más de 1.300 personas, según las autoridades israelíes, y tomaron como rehenes a decenas de civiles, entre ellos mujeres y niños. El 9 de octubre, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anunció “un asedio total … sin electricidad, sin agua, sin alimentos y sin combustible. Estamos luchando contra animales, y actuamos en consecuencia”. El Ministerio de Salud palestino informó que, al 18 de octubre, han muerto 3.478 palestinos. La organización de derechos palestina Defense for Children International – Palestine informó que hay más de 1.000 niños y niñas entre los fallecidos.

Las leyes de la guerra no prohíben los asedios ni los bloqueos de fuerzas enemigas, pero no pueden incluir tácticas que impidan el acceso de civiles a elementos esenciales para su supervivencia, como agua, alimentos y medicamentos. Las partes del conflicto deben permitir y facilitar el paso rápido de ayuda humanitaria imparcial para todos los civiles que la necesiten. La ayuda puede ser inspeccionada, pero no debe demorarse arbitrariamente.

A su vez, durante las ocupaciones militares, como la de Gaza, la potencia ocupante tiene el deber, en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra, y en toda la medida de sus recursos, “de abastecer a la población en víveres y productos médicos”. Provocar hambruna como método de guerra es un acto prohibido y un crimen de guerra.

Conforme al derecho internacional de los derechos humanos, los Estados deben respetar el derecho al agua, que incluye abstenerse de limitar el acceso a los servicios de agua y la infraestructura hídrica, y de destruir tales recursos, como medida punitiva durante los conflictos armados, y además respetar las obligaciones de proteger los objetos indispensables para la supervivencia de la población civil.

El bloqueo total de Israel contra la población en Gaza forma parte de los crímenes de lesa humanidad de apartheid y persecución que las autoridades israelíes están cometiendo contra palestinos.

El 17 de octubre, se informó en los medios que Israel se había negado a permitir la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, mientras que Egipto se negaba a permitir que los palestinos cruzaran al Sinaí. Egipto e Israel deben dejar que los civiles pasen por sus respectivos cruces al menos para intentar obtener protección temporal o atención médica que salve vidas, y además asegurar que toda persona que huya tenga derecho a un retorno voluntario en condiciones seguras y dignas.

Palestinos, algunos con pasaporte extranjero, esperan ayuda y la posibilidad de cruzar a Egipto, en el paso fronterizo de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. © 2023 Mohammed Talatene/picture alliance via Getty Images

Falta de atención médica

La escasez de equipos médicos, insumos y medicamentos en el contexto de un número abrumador de víctimas está causando muertes en los hospitales de la Franja de Gaza que podrían evitarse. Más del 60% de los pacientes son niños y niñas, dijo a Human Rights Watch el Dr. Midhat Abbas, director general de salud en Gaza. Un practicante médico en el servicio de emergencias del hospital Al Aqsa no pudo evitar llorar durante la conversación telefónica que mantuvo con Human Rights Watch el 15 de octubre:

Ayer, la unidad de cuidados intensivos estaba repleta y todos los respiradores estaban en uso. Llegó un niño con traumatismo craneal que necesitaba un respirador. Tuvieron que elegir entre dos niños, quién de ellos moriría. [El médico] decidió que un niño tenía más posibilidades de responder al tratamiento, por lo que nos vimos obligados a cambiar el respirador y el otro niño murió.

Un médico del Complejo Médico del Norte contó que, en la noche del 14 de octubre, los médicos de la unidad de cuidados intensivos tuvieron que desconectar a un paciente adulto de un respirador para usarlo en un niño de 10 años. Señaló que la falta de insumos médicos le había obligado a suturar a una mujer que tenía una herida en la cabeza sin guantes ni equipo estéril.

En un mensaje de voz del 14 de octubre, un médico del hospital de Al-Shifa describió a un grupo de pacientes con “heridas en la espalda, incluidas fracturas expuestas, que son sumamente dolorosas”. Contó que el hospital se había quedado sin analgésicos para administrarles.

Ghassan Abu Sitta, un cirujano británico que está atendiendo de manera voluntaria en el hospital Al-Shifa, el 10 de octubre publicó en las redes sociales que “debido al asedio, los hospitales tienen tan pocos insumos que tuvimos que limpiar a una adolescente que tenía el 70% de la superficie corporal cubierta por quemaduras con jabón normal porque el hospital no tiene clorhexidina (antiséptico)”. El 14 de octubre, manifestó en una nota de voz que compartió con Human Rights Watch: “Ya no podemos hacer nada salvo cirugías que son para salvar vidas” porque los insumos médicos se agotaron y había escasez de personal debido a muertes y lesiones.

Se espera que más de 5.500 mujeres embarazadas en la Franja de Gaza den a luz en el próximo mes, pero se enfrentan a una “funcionalidad comprometida en los centros de salud” y a la falta de “insumos que salvan vidas”, indicó el Fondo de Población de las Naciones Unidas el 13 de octubre.

“Precisamos insulina [para las personas diabéticas]”, dijo el responsable de un refugio del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA) para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente el 15 de octubre. “Están muriendo personas”. El refugio se vio desbordado con la llegada de 15.000 desplazados internos.

La Organización Mundial de la Salud de la ONU declaró el 14 de octubre que había enviado a Egipto por vía aérea insumos médicos y de salud básicos para 300.000 pacientes, cerca de la frontera sur de la Franja de Gaza, y que se habían enviado a la zona más de 1.000 toneladas de otro tipo de ayuda humanitaria. Sin embargo, al 17 de octubre, la ayuda y los trabajadores humanitarios siguen bloqueados en el paso fronterizo de Rafah. Los ataques israelíes habrían afectado el cruce reiteradamente, y lo habrían vuelto inseguro. El ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, indicó que cuatro trabajadores humanitarios egipcios resultaron heridos en los ataques israelíes y que “aún no hay ningún tipo de autorización para un paso seguro desde el otro lado del cruce”.

La orden dada por Israel el 13 de octubre a todos los civiles ubicados en el norte de la Franja de Gaza de evacuar el lugar y dirigirse al sur exacerbó la crisis sanitaria: en esa región hay 21 hospitales que actualmente albergan a más de 2.000 pacientes. La Organización Mundial de la Salud indicó que las evacuaciones “podrían ser como una condena a muerte para las personas enfermas y heridas, y señaló que los hospitales ya estaban trabajando por encima de su capacidad en el sur de la Franja de Gaza. Un pediatra del Hospital Kamal Adwan expresó que la evacuación probablemente provocaría el fallecimiento de siete recién nacidos que se encontraban conectados a respiradores en la unidad de terapia intensiva.

El Dr. Abu Sitta señaló que la orden de evacuación dada por Israel obligó a cerrar el Hospital Pediátrico Mohammed Al-Durra, al este de la ciudad de Gaza, incluida una unidad de cuidados intensivos neonatales que recibe apoyo de la organización benéfica Medical Aid for Palestinians, con la cual colabora como voluntario.

A las personas enfermas y heridas, incluidos niños, niñas y mujeres embarazadas, no se les ha permitido cruzar Rafah hacia Egipto ni usar el cruce de Erez a Israel para recibir tratamiento. El Dr. Abbas, director general de salud, manifestó: “Hay una necesidad acuciante e inmediata de un pase humanitario seguro para los pacientes, [y] necesitamos hospitales de campaña de inmediato”.

Electricidad

El 7 de octubre, las autoridades israelíes interrumpieron el servicio eléctrico que suministra a Gaza, y que representa la principal fuente de electricidad allí. Las autoridades israelíes también interrumpieron el abastecimiento del combustible necesario para operar la única central eléctrica de Gaza. Desde entonces, la central eléctrica se ha quedado sin combustible y ha dejado de funcionar. El 17 de octubre, el Dr. Abbas contó durante una conversación telefónica con Human Rights Watch que los generadores de emergencia de los hospitales se quedarán sin combustible “en cuestión de horas”.

El director regional del Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió el 11 de octubre que los cortes de energía están “poniendo en riesgo a recién nacidos que están en incubadoras y a pacientes de edad avanzada con oxígeno. Se interrumpen los procedimientos de diálisis renal y no es posible tomar radiografías. Sin servicio eléctrico, los hospitales podrían convertirse en morgues”.

Agua y alcantarillado

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) informó que el 97 % del agua subterránea en Gaza “no es apta para el consumo humano”, y debido a esto las personas dependen del suministro de agua desde Israel y de las plantas desalinizadoras en el territorio. Israel interrumpió totalmente el abastecimiento de agua el 11 de octubre, y ese mismo día también se paralizó la mayor parte de la desalinización debido al corte de electricidad, lo cual dejó a cerca de 600.000 personas sin agua limpia, señaló a Human Rights Watch Omar Shatat, subdirector general de la Empresa de Suministro de Agua de los Municipios Costeros de Gaza.

Unos niños llenan cajas con agua limpia de un dispensador en medio de la escasez de agua tras la suspensión del flujo de agua de Israel a Gaza, en Deir-Al Balah, Gaza, 15 de octubre de 2023. © 2023 Ashraf Amra/Anadolu via Getty Images

La última planta desalinizadora en funcionamiento dejó de operar el 15 de octubre. Israel reanudó parcialmente el suministro de agua ese día, pero solo a la zona oriental de Khan Younis, y esto representaba menos del 4 % del agua consumida en Gaza antes del 7 de octubre, según datos de OCHA.

El UNRWA advirtió que “las personas empezarán a morir por deshidratación severa” a menos que se reanude el acceso al agua. The Associated Press informó el 15 de octubre que un médico había atendido 15 casos de niños y niñas con disentería bacteriana debido a la falta de agua limpia, que también puede causar enfermedades como el cólera, sobre todo en niños y niñas de menos de 5 años.

“Israel ha interrumpido los insumos más básicos que se necesitan para sobrevivir en Gaza, donde hay más de un millón de niños y niñas en riesgo”, apuntó Van Esveld. “Cada hora que se mantiene este bloqueo tiene un costo en vidas”.

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