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El presidente Lula pierde una oportunidad crucial para defender los derechos humanos en Venezuela

Es necesario que Lula reconozca objetivamente la crisis humanitaria y de derechos humanos que vive el país

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la izquierda, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sonríen en una rueda de prensa tras su reunión bilateral en el palacio de Planalto en Brasilia, Brasil, 29 de mayo de 2023. © 2023 Gustavo Moreno/AP Photo

Tras reunirse con Nicolás Maduro esta semana, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dio a entender que la democracia está prosperando en Venezuela y calificó el debilitamiento de las instituciones democráticas venezolanas como una “narrativa construida”. Tratándose de alguien que enfrentó los recientes esfuerzos por derrumbar la democracia en Brasil, fue frustrante verlo adulando a un gobernante tan autoritario.

No es ningún secreto que el gobierno de Maduro ha asumido el control del poder legislativo en Venezuela y ha subordinado al poder judicial a sus intereses. Observadores electorales documentaron condiciones que comprometieron la imparcialidad y la transparencia de las últimas elecciones. Desde 2014 se han producido 15.700 detenciones con motivaciones políticas, y en la actualidad más de 280 personas permanecen detenidas. Human Rights Watch y organizaciones venezolanas han documentado la arremetida contra manifestantes y opositores, las torturas a detenidos y los procesos penales contra civiles en tribunales militares. Recientemente, el fiscal de la Corte Penal Internacional abrió una investigación sobre estos crímenes y el presidente Lula probablemente tiene conocimiento de todo esto.

El gobierno de Maduro también ha provocado una de las mayores crisis migratorias del mundo: 7,2 millones de venezolanos han huido del país desde 2014, cerca de 6 millones de ellos a otros países de América Latina y el Caribe, incluyendo Brasil. Naciones Unidas reportó que la subalimentación en Venezuela es la más alta de la región, afectando a 6,5 millones de personas. Human Rights Watch ha documentado el colapso del sistema de salud en Venezuela.

Varios líderes mundiales se han reunido con Maduro en los últimos meses y se han puesto a disposición para mediar cualquier negociación dirigida a restaurar la democracia. Al repetir los argumentos del gobierno de Maduro, el presidente Lula se alineó a sus aliados autoritarios y perdió la oportunidad de ayudar a Venezuela a salir de una enorme crisis humanitaria y de derechos humanos.

En la reunión de esta semana en Brasilia, los presidentes Lacalle Pou de Uruguay y Gabriel Boric de Chile, líderes con posiciones ideológicas opuestas, criticaron los comentarios de Lula. El presidente Boric dijo que el sufrimiento de los venezolanos es una “realidad”, no una “construcción”, y que ha tenido la oportunidad de verlo en “los ojos y en el dolor” de los cientos de miles de venezolanos en Chile.

El presidente Lula debería aprovechar todas las oportunidades para restaurar el liderazgo que sus comentarios imprudentes socavaron y cumplir su promesa de liderar la defensa de derechos humanos en todo el mundo. La crisis en Venezuela y el éxodo migratorio que ha generado seguirán siendo un tema importante cada vez que se reúnan los líderes sudamericanos.

El presidente Lula debería mostrar su apoyo al pueblo venezolano: a los presos políticos, a los periodistas amenazados, a los enfermos y hambrientos, a los migrantes y refugiados, y aprovechar cualquier oportunidad para replantear su postura sobre Venezuela.

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